A partir de 1994 se esta hablando de una evaluación que se abre hacia la valoración no solamente de los avances del estudiante en su formación integral, sino que también involucra a los distintos actores educativos de una forma comprometida y dinámica.
Se pretende que los padres de familia, los docentes, los directivos docentes y la institución adquieren un papel esencial en los procesos evaluativos de los estudiantes y en el acompañamiento de estos para el logro de las competencias básicas.
Es importante implementar espacios para poder tener procesos de evaluación integral y formativa en el aula, donde por medio de diversas estrategias valorativas se busque no solo medir logros educativos de los estudiantes; sino tener en cuenta los procesos de aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes.
Al obtener buenos resultados y reportes en las evaluaciones son fruto de un trabajo cuidadoso de planeación, consenso, ejecución y análisis de practicas pedagógicas que involucren los intereses y contextos de los estudiantes y que permitan hacer explicita la forma de evaluación y las reglas de juego con las cuales se espera valorarlos a ellos.
Es primordial que nos concienciemos de la importancia de la evaluación, donde se deje de pensar esta como una herramienta correccional o de sanción y más bien pensemos en el aporte que le da al proceso de mejoramiento de la calidad de la educación, donde sea una instancia articulada de prácticas pedagógicas cada vez más dinámica e incluyente.
SANDRA MILENA ORREGO
